Fue algo que me preguntó
mi doctor familiar, sorprendiéndome tanto al escuchar esa frase saliendo de su
boca; se supone solamente debería decir hechos comprobados científicamente, que
le han costado al hombre cientos de años, no eso, no por un simple dolor de
pecho.
-Aunque no lo creas, aquí se aparecen más
corazones rotos de los que cualquiera imagina, unos buscando pastillas para
dormir, esos son los más sencillos de identificar, quieren negar el mundo y
soñar con aquello que les gustaría estuviera pasando, casi siempre terminan
como adictos, encontrando el alivio que yo me rehusé a administrar mucho
tiempo.
>>Otros son más complicados que esto,
los que no pidieron ver fantasmas, juran tener alucinaciones-, continúa Héctor
Rivera, médico general desde hace treinta años, con tantos diplomas en la pared
que apenas queda un espacio en blanco, dando certeza de la larga experiencia
que lo procede. Estoy segura que es de los que no olvidan una cara y que siguen
amando su trabajo como el primer año en que comenzaron.
-Reviven los recuerdos día y noche, a veces
son tan vívidos que no pueden evitar desear olvidar que esa persona existe, que
se vaya de verdad para no volver y no tener que vivir con esa ilusión
permanente. Suelen pedirme algo para los nervios, un calmante leve aunque sea,
no quieren seguir con algo que saben está absurdamente mal.
-Yo, no sé a qué... no entiendo lo qué me
está diciendo-. Traté de hablar, confundida completamente, fingiendo que no captaba a
dónde quería llegar. Sí, terminé con mi novio hace un mes aproximadamente, sin embargo,
no lo he mencionado en ningún momento, dedico muy poco tiempo a pensar en eso,
me he concentrado en seguir con mi vida, haciendo todos los planes que dejamos
a la mitad.
-Y hay casos más graves, como el tuyo- dijo
a manera de explicación, omitiendo mi fallido intento de centrar esta
conversación-. Creen que han conseguido sanar, porque se esfuerzan por hacerlo,
lo logran un tiempo, entierran ese dolor y no es más que una enorme mentira que
se dicen a sí mismos, quieren olvidar las lágrimas derramadas, lo fuerte que
gritaron y a la persona que causó todo esto.
>>Sólo hasta que aparece el dolor de
pecho más intenso, repentino y voluble que se pueda encontrar clínicamente, el
que no se va con nada más que con el tiempo y un paracetamol para aliviarlo, es
que se dan cuenta que las cosas no están tan bien como les pareció desde un
principio.
Tal vez sea esa la razón por la que los
médicos siempre te recetan esa medicina, ya sea sola o combinada con otros
nombres no tan gráciles, porque saben que, de cierta manera, todos tenemos un
corazón partido en menor o mayor grado. Si me preguntan a mí, jamás hubiera
imaginado que ese fuera el sentido de que en toda receta médica esté presente.
Una lagrima traicionera bajó por mis
mejillas, aquellas que me negué a soltar porque era lo mejor, él no me quería
tanto como para agregarme a su vida, llegado el momento yo sabía que no sería
capaz de luchar por mí y yo, no estaba dispuesta a arriesgarme a perderlo todo
por unos simples meses más, a diferencia de él, ya había hecho miles de futuros
alternos y en ninguno terminábamos juntos.
El doctor Rivera me miró con sus compasivos
ojos que poseen todas las personas mayores de cincuenta que han visto más del
mundo de lo que deberían. Aunque no es el único, de un tiempo para acá, mi
familia y amigos tienen esa misma mirada, se acabó la admiración que llegué a
observar, sé que todos sienten mucho que hayamos tomado esa decisión, como si
hubiera perdido al amor de mi vida, por amor santísimo, sólo fueron seis meses
de relación.
- ¿A qué te dedicas Jane? - preguntó
volviendo a mi expediente.
-Compositora- respondí quedamente.
- ¿Y cuántas canciones haz escrito desde que
te comenzaste a sentir mal?
-Muchas, ya no llevo la cuenta, creo que son
más de las que había hecho desde que empecé a componer.
- ¿Puedo preguntar por qué lo dices así?,
suena como si fuera lo peor que te ha ocurrido en toda tu carrera, cuando
debería de ser todo lo contrario, tendrías que estar pletórica.
-Y yo... lo estoy-. De nuevo el tartamudeo
al decir que estoy contenta, o bien, que no pasa nada malo, siento en realidad
que estoy diciendo la mentira más grande del mundo.
- ¿Entonces qué tal suenan? ¿Te gusta el
resultado final?
-En realidad sólo hago las letras, de momento
el guitarrista hace el resto.
-Pero te agrada lo que dicen en realidad, me
refiero a cuando las escuchas una vez terminadas.
-Es que yo... en realidad no he oído ninguna
canción, no sólo las mías, sino todas en general.
Silencio. Es difícil admitir en voz alta que
la música dejó de sonar para mí, porque siento que le mostré algo muy mío y
ahora perdió todo sentido si sé que la inspiración no las va a escuchar. No he
hecho otra cosa que no sea ver series y escribir, a lo bruto, como si no
pudiera parar, podría decirse que volví a la primaria, en donde te ponían a
hacer cincuenta planas y no te detenías hasta que te doliera la mano y el
cuello de tanto estar metido en el cuaderno.
Gracias a Hipócrates no tuve que continuar
explicando eso, ya que el doctor se apiadó de mi alma y volvió a terreno
seguro, mis síntomas completamente anormales.
- ¿Qué más sientes aparte del dolor de
pecho? ¿Se te corta la respiración? ¿Desmayos, náuseas? ¿Perdida de la
sensibilidad? ¿Te cansas rápido?
-Eso último, antes podía hacer ejercicio
treinta minutos, ahora las escaleras me hacen jadear. Las náuseas también están
presentes, junto con la falta de apetito y el hecho de que casi no duermo. La
comida y el sueño lo hago obligada, sin embargo, es muy rara la vez que duermo
más de cinco horas y siempre que como algo me duele el estómago en seguida.
También tengo taquicardia, por lo normal es repentina.
Hablé nerviosa, tronando mis dedos en el
proceso, dejándolo de hacer en cuanto me di cuenta de ello. Él odiaba que lo
hiciera, me soltaba un manotazo y un beso en seguida de esto, disculpándose por
el golpe, "te va a hacer mal, amor, vas a quedar con los dedos
deformes", hay veces que incluía un por favor y me veía con esa cara de cachorrito
que me hacía perdonarle todo.
- ¿Cuántas veces te has enfermado en el
último mes?
-Dos resfriados, uno con fiebre de 38° y una
infección estomacal que incluía vómito y diarrea.
- ¿Y la menorrea está normal?
-Llegó hace 26 días, duró dos, cuando
normalmente es de cuatro, ahorita llevo retraso de siete días siendo regulara,
casi exacta. Me hice una prueba de embarazo ayer, salió negativo.
-Te la voy a mandar junto con otro montón de
estudio, quiero descartar cualquier cosa, no podemos pasar nada por alto,
aunque haya cosas que no me estés diciendo. Un electro también, porque esa
combinación puede indicar un infarto. Por supuesto te prescribiré medicamentos
para el dolor solamente, te espero en unas semanas Jane y no dudes en venir si
la opresión empeora o aparecen nuevos síntomas.
Y así fue otro mes, dolores cada vez más
intensos que hacían al mundo detenerse porque conseguían doblarme sobre mis
rodillas. Bajé tres kilos, mi mamá evitó que fueran más porque me obligaba a
comer, por mucho que protestara y devolviera la mayoría, ella repetía la
tortura las veces que fueran necesarias.
Me sacaron tres tubos de sangre acompañados
de un electrocardiograma que el enfermero describió como anormal y una placa de
rayos-x, porque los ataques respiratorios se hicieron presentes, acompañados de
hormigueo en varias extremidades. Las estúpidas drogas sólo me aliviaban un
rato, hasta que regresaba el doble de fuerte, en ocasiones era tan poderoso que
terminé en urgencias con morfina del brazo.
Hay veces en que no concibo el hecho de que
todo esté pasando, no ahora que el universo decidió venirse abajo, quitándome
poco a poco mucho de lo que amo, sin mencionar a lo que ya antes había
renunciado. Ahora sólo me quedan mis letras, aunque no dejen de exigirme una
canción alegre, algo que de momento no soy capaz ni de pensar, porque lo único
que veo es al cosmos desmoronándose y en el paquete va incluida mi salud.
-Bien Jane, los exámenes sorprendentemente
no arrojan otra cosa que no sea anemia, por la falta de alimento en los últimos
dos meses. El electro en efecto muestra anomalías, fibrilación auricular, en
otras palabras, episodios de taquicardia, habrá que realizar más exámenes al
corazón, para prevenir alguna enfermedad más seria, sin embargo, la radiografía
no muestra absolutamente nada, lo que es buena señal. Te daré tratamiento y
veremos si las taquicardias disminuyen, también te ayudarán a relajarte y que
duermas bien, imagino que has empezado a perder el cabello, ¿no?
Sólo asentí, sin poderme creer que todo sea
provocado simplemente por una taquicardia, no puede ser posible que el doctor
esté en lo cierto y sean nimiedades las que me reducen a nada. Debería de tener
una enfermedad terminal, no técnicamente estar saludable, para como me siento
sería incluso el maldito cáncer, no una anemia de mierda.
- ¿Qué has estado haciendo, Jane? Salir a
caminar, leer, estudiar, tal vez trabajar o algo nuevo.
-Sólo escribir, cuando salgo e intento hacer
mi vida con normalidad me ataca el dolor, incluso mientras leo, no puedo sin
que empiecen las molestias. Incluso dormir, es lo que más anhelo durante todo
el día, pero si lo logro unas buenas tres horas ya es mucho, despierto
confundida y con la sensación de haber tenido sueños horrendos, a pesar de que
nunca me acuerdo de nada. La única preocupación que me importa es curarme y no
volver al hospital.
-Tranquila, ya sé con certeza que tienes y
no me refiero a lo que arrojaron los estudios. Lo que dije de los corazones
rotos era cierto, tú entraste a este consultorio con una pena inmensa emanando
de tus oculares, sin embargo, tuve que mandarte estudios a pesar de que supe
perfectamente lo que te acongoja desde el instante en que mencionaste el motivo
de venir a consulta.
>> ¿Sabías que el dolor si no se saca
busca la forma de exteriorizarse? Fingiste indiferencia hacia algo, sin
sentirla en absoluto, te callaste algo que te movió de maneras que no creíste
posibles, por esa razón encontró la manera asombrosa de manifestarse sin que lo
impidieras, porque así es el cuerpo, expulsa aquello que no quiere y el tuyo
está tratando de echar desesperadamente ese sufrimiento que te niegas a
siquiera aceptar.
-Es que solamente fue una maldita ruptura,
sin muchos meses de relación como antecedente, tan pocos que llega a ser
ridículo, no lo conocía lo suficiente y tenía la odiosa maña de reír en el
cine, a carcajadas, ¿quién hace eso? También estaba el hecho de que decía las
cosas sin más, sin importar herir a alguien, como hizo su última frase hacia
mí, no importa que sea una estupidez o estuviera mal, hablaba sin pararse a
pensar.
>>Odiaba que peleáramos en cada
bendita comida, al joven no se le antojaba nada o no le gustaba tal cosa y lo
que llegaba a parecerle, a mí no, entonces terminábamos comiendo cosas por
separado, nunca aceptaba probar nada, por más que le jurara que estaba
delicioso, el señor no quería queso y no iba a comer eso. Cielos, discutíamos
todo el tiempo, a veces jugando, o por lo menos así iniciábamos hasta que se
convertía a algo serio que finalizaba conmigo llorando porque chillo de todo.
Como ahora, que sentía a mi pecho estallar,
junto con mis lágrimas que no dejan de fluir y ese montón de sueños olvidados,
en los que su imagen se repite, diciendo o mostrando una sola cosa, que no me
quiere, que no lo hizo porque simplemente me dejó marchar tan fácilmente.
Rematando lo mucho que me lastimó con sus palabras de despedida, como si no quisiera
esto, pero no supiera, al igual que siempre, qué decir para evitarlo,
recordando simplemente su poder de dañarme.
"Fue lo mejor", me repetí hasta
el cansancio, "a él no le importa", algo que me gustaría afirmar,
aunque nunca he sabido qué pensar. Decidimos ya no estar juntos, los dos, no
debía llorar por ello, nuestros caminos se iban a separar, en cualquier caso,
menos en uno, en el que ambos lucháramos por nuestro felices para siempre, cosa
que no hicimos. No importa cuánto me esforcé o lo mucho que deseé que se
quedara, no podía hacerlo yo nada más.
Le hice un favor, con tantos problemas y
trabajo que tenía, en lugar de que el sufriera por elegir, yo lo dejé libre de
seguir su camino, sin mí a cuestas, sólo lo lastimé cuando llegué con la frase
"tenemos que hablar", así que sigo sin responder mi pregunta inicial,
¿por qué dolió de esta forma? Incluso ahora, contándole al doctor todos los
aspectos de él que me ponían de los nervios y que amé cada uno con toda mi
alma, debería estar bien, no encontrarme llorando por fallar tan miserablemente
en no amarlo como dije al principio.
-Ve a casa Jane, a tu habitación, pon su
canción, la que te recuerde a él, o alguna foto en la que salgan juntos y llora
hasta que ese nudo se deshaga, comienza a escribir canciones de nuevo, pospón
todos los planes que tenías con él hasta que el agua de tu llanto se lo haya
llevado todo, sólo así dejarás de destruirte.
-Lo extraño mucho- dije sin poder evitarlo,
solté aquello que me he negado a admitir.
-Es notable, cualquiera que te escuché
hablar de él lo sabe, pero son pocas cosas las que se pueden hacer-, habló
amablemente, tendiéndome un pañuelo y dándome suaves palmaditas en el hombro-.
Te mandaré a psicología, además de medicamentos para el dolor y somníferos,
pero busca más que nada refugio en los que amas, eso te ayudará
Asentí, todavía llorando, como si de un río
naciente se tratara, no me veía capaz de detenerme pronto. -Le escribí una
canción que no alcancé a entregarle-, vomité sin necesidad, aunque con la
seguridad de que ese dato no me dejaba en paz.
-Ponle música y cántala al viento, estoy
seguro de que, de alguna manera u otra, él la escuchará.
-Usted es un médico bastante extraño- dejé
escapar ese pensamiento sin lograr contenerme, aunque probablemente no lo haga
otra vez en lo que me queda de vida. Héctor Rivera me contestó con una sonrisa
llena de gracia y sabiduría.
-Es que soy el único doctor de corazones sin
especialidad en cardiología-. Hizo una pausa en la que sus ojos se llenaron de
recuerdos de diferentes colores y tamaños-. Comprendí hace mucho, tal vez antes
de iniciar la carrera, que hay cosas que la medicina no puede curar.
Y lo supe, tiempo después, cuando mi cuerpo
dejó de protestar por la falta de alguien a quien se aferró de todas las formas
en que se le ocurrió. La opresión en el pecho vuelve de manera efímera, ya sea
en un buen momento, como hace unos días, mientras me graduaba en música y deseé
con todas mis fuerzas que ojalá él estuviera presente.
También se presenta cuando estoy en un lugar
al que fuimos o debíamos de ir, incluso cuando algo muy malo me ocurre, aunque
en esos instantes siento que el karma me está cobrando algo, tal vez el haber
lastimado de algún modo a tu sitio favorito en el mundo tiene sus
consecuencias. Como sea, es un eterno recordatorio de que hay heridas siempre
van a escocer porque no se cierran del todo y que cuando un corazón se rompe,
debes intentar curarlo o se puede infectar.
Esto es algo que yo hice, está registrado, así que no seas mala onda y me lo plagies.
Comencé adorando Harry Potter y esto fue lo que me dejó, un sueño que me gusta plasmar de vez en cuando, diciendo lo que veo de acuerdo a lo que siento. Supongo que han sentido algo parecido, o tal vez no y no sepan lo que es, solamente, espero les guste.
Y por si prefieren Wattpad.
Y aunque tal vez no, ojalá lo leas...
Comencé adorando Harry Potter y esto fue lo que me dejó, un sueño que me gusta plasmar de vez en cuando, diciendo lo que veo de acuerdo a lo que siento. Supongo que han sentido algo parecido, o tal vez no y no sepan lo que es, solamente, espero les guste.
Y por si prefieren Wattpad.
Y aunque tal vez no, ojalá lo leas...